Decir adiós… - Bitácora Psique Skip to main content

Cuando pasamos por una ruptura amorosa surgen emociones inimaginadas, estados de ánimo que incluso desconocíamos y que, a pesar de no quererlos, nos acompañan por una temporada. Y es que una separación requiere de un tiempo para tramitarse y elaborar el duelo que la acompaña, para hacer ese trabajo “de despedida” que es necesario y superarla. Nuestra mente necesita de tiempo para hacerse a la idea de que las cosas han cambiado y aceptar que quien era nuestra pareja ya no está en nuestra vida. En ese proceso es común sentirnos desanimados, desilusionados y no con los mejores sentimientos hacia nosotros mismos, incluso nuestra autoestima puede verse afectada.

Terminar una relación puede resultar una experiencia muy estresante a nivel psicológico. Se experimenta en ocasiones como la pérdida por muerte de un ser querido. No deja de ser una pérdida que desequilibra fuertemente la vida hasta como se llevaba en ese momento. Por lo tanto, ya sea sola/o o acompañada/o en una terapia, habrá que trabajar en el duelo, donde se pasará por distintos momentos para elaborar la tristeza, angustia, ansiedad, el enojo, la frustración de querer que las cosas fueran de otra manera, y así, con el tiempo y el trabajo en una/o misma/o, llegar a aceptar la situación en la que nos encontramos y de la que obtendremos una nueva perspectiva de la vida.

Independientemente de la duración de la relación o de quién haya tomado la decisión de finalizarla o lo brusca que haya sido la ruptura y los problemas que había, el proceso de separación será doloroso, difícil, pero con el paso del tiempo y tomando las riendas de las transformaciones emocionales y psicológicas que se desarrollan durante la separación, se podrá encontrar una solución para esas emociones desagradables y se saldrá de esa vivencia con nuevas herramientas que serán útiles para otras experiencias y otras relaciones.

Tenemos que ser pacientes, amables con nosotras/os misma/os, darnos permiso de sentir y vivir todas las emociones que este proceso traerá consigo. Podemos percibir que no hay estabilidad en nuestro estado de ánimo y que emociones que parecen contrarias se alternan entre sí continuamente. Es como si fuera una montaña rusa emocional, y es lo que puede hacer tan complicado el proceso de separación y hacer que necesitemos ayuda profesional.

Puede resultar difícil estar tranquila/o y mantener la calma, sin embargo, podemos hacer lo posible para mejorar y afrontar el malestar que la ruptura conlleva. Por ejemplo, no evitar la situación y las emociones que la acompañan, reconocer cómo nos sentimos; hablar de ello con alguien, con amigos, familiares, escribir al respecto; ir a terapia; continuar haciendo las cosas que disfrutamos hacer solo para nosotras/os. Intentar pensar de manera positiva; evitar sentirnos culpables y auto castigarnos pues son actitudes y modos de afrontar la situación que no servirán de mucho. Es común tener pensamientos como: “jamás encontraré a alguien para mí”, “jamás volveré a querer igual”. Esto es normal por un tiempo porque la vida ha cambiado drásticamente, lo que implica que cambiemos también y sin saber lo que vendrá, pero finalmente, después del proceso y trabajo de duelo,  volveremos a querer y volveremos a ser amadas/os.

Lo más importante es que no dejemos de pensar en nosotras/os, cuidarnos, querernos, dejarnos ayudar por las personas que tenemos a nuestro alrededor. Tener paciencia, y tener presente que nos tomará un tiempo reencontrarnos.

 

Al final esto, como otras cosas difíciles en nuestra vida, también pasará y estaremos mejor.

 

 

Leave a Reply