El amor es una parte importante en la vida de los seres humanos y no es un sentimiento fácil para nadie. Pero ¿por qué esto es así? El amor es una de las emociones más importantes porque es lo que nos hace vincularnos con otras personas. Está presente en todas nuestras relaciones: familiares, de amistad, de pareja, hacia los animales. Sin embargo, es la relación con la pareja la que frecuentemente lleva a más personas a buscar terapia.
Según Fromm, no hay amor maduro si este le quita la libertad a la otra persona. Asimismo, si esta emoción se restringe a la pareja, es una relación simbiótica, es decir, una relación basada en la dependencia más que en el amor.
“Amar a otra persona significa integrarla a nuestra vida sin renunciar a nuestra autonomía e individualidad”.
Es común ver parejas que están encerradas en su propio mundo, en su propia burbuja por así decirlo, teniendo el mínimo contacto con el exterior, pero en esto no consiste el amor. Amar a otra persona significa integrarla a nuestra vida sin renunciar a nuestra autonomía e individualidad. El amor no es poseer, ni esperar la sumisión, ni la posesividad hacia la otra persona sino abrirse al mundo y compartirse.
Una de las fantasías más comunes en torno a la pareja, es la de dar todo por la otra persona y a su vez, se espera que el otro de todo por nosotros. Fantasía sumamente difícil de cumplir y por ende fuente de una frustración inevitable. También es común idealizar a nuestra pareja, que es la forma en que vemos a una persona cargada de ideas y expectativas que son nuestras y que no nos permite ver realmente a la persona que está enfrente y valorarlo como realmente es. Al idealizar a alguien esperamos que actúe de la manera en que queremos, negándole la capacidad de ser autónomo.
La forma inmadura de amar se encuentra en la simbiosis, refiere Fromm. La simbiosis es una manera en que las personas dependen la una de la otra, se les dificulta estar solas y funcionar de manera separada. El amor inmaduro es aquel en el que se busca que la pareja llene y arregle las carencias que se tuvieron en el amor de la infancia.
Una persona con capacidad de amar maduramente podrá compartir el espacio con la otra persona sin intentar cambiarlo para que se adecue a sus necesidades. Además, no se olvida de sí mismo ni cede totalmente, entendiendo la importancia de la autonomía de cada uno. Si nos aman de una forma madura, respetarán nuestra manera de ser y no habrá expectativas irracionales.
Por último, es importante agregar que todas las personas podemos tener carencias, pero si no trabajamos en nuestra salud mental y no las identificamos, será difícil poder tener una relación sana con una pareja.